Comiat
Diumenge
28 de febrer de 2021
Tanatori
Municipal de Reus
2C 4,14-5,1, Salm responsorial 22,1-3.4.5.6 i Jo
5,24-29
Queridos hermanos y hermanas, la presencia de la
muerte nos produce siempre un sentimiento ambivalente. Por la fe sabemos que
tras esta vida nos espera el encuentro con el Padre y esto es lo que da sentido
a esta celebración hoy, nos unimos a nuestro hermano y a su família para pedir
al Señor que le reciba con toda su misericordia y perdonándole las faltas que,
como todos nosotros, pueda haber cometido le admita en su Reino.
Pero si tenemos la certeza de que ahora nuestro
hermano está ya ante el Señor esto no impide que la tristeza nos invada,
especialmente a su esposa, hijos y nietos, que han compartido con él un largo
trecho de su vida durante el cual el lazo que los ha unido ha sido el amor. Así
ahora la tristeza les invade y una cierta sensación de soledad e incertidumbre
a la hora de vivir sin su ser querido al lado y todos nosotros aquí reunidos
unimos a nuestra oración por nuestro hermano la que elevamos al Señor para que
de consuelo y fortaleza a su esposa, hijos, nietos, familiares y amigos. Este
sentimiento de soledad y tristeza nace de otro sentimiento, mucho mayor, es el
amor que ha unido a nuestro hermano a los suyos a lo largo de nuestra vida. El
amor en mayúsculas, el amor más grande que cualquier otro, que es Dios mismo,
es a quién ahora pedimos que le reciba.
Ho hem escoltat
en les lectures, aquell qui ressuscità a Jesús també ens ressuscitarà a
nosaltres amb Jesús i ens portarà a la seva presència; per això sant Pau ens
crida a no desanimar-nos, a veure que si bé la nostra vida d’homes es va consumint,
la que vivim dins nostre es va renovellant cada dia. El que sofrim aquí a la
terra dura poc en comparació al que és la vida que Déu ens ofereix. Dura poc
però ens marca, com ens ha marcat el sofriment del nostre germà i de la seva
família que l’ha acompanyat en aquesta darrera part de la seva vida amb total
lliurament i moguda per l’amor.
Ara el nostre
germà es presenta davant del Senyor amb aquest equipatge, l’amor que ha donat i
l’amor que ha rebut en aquesta nostra i finita vida. Ara que el seu cos ha
estat destruït i s’ha presentat per ocupar aquell altre edifici que tenim al
cel i que és obra de Déu i per tant etern.
És aquesta la nostra esperança
posada en la promesa del Senyor, i aquesta promesa com escriu sant Agustí, «és
la vida eterna, on res no hem de témer, on res no ens pertorbarà, d’on no serem
mai expatriats, on no morirem, on no plorarem el qui se’n va, ni desitjarem
l’arribada de ningú.» (Tractat sobre
l’Evangeli de sant Joan). Avui demanem al Senyor que el nostre germà
gaudeixi ja d’aquesta promesa, que la vegi feta realitat i la visqui en
plenitud.
Nos lo ha dicho el evangelista san Juan, los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivirán. Nuestro hermano ha sido un hombre que ha amado a los suyos y ha sido un hombre de fe. Por ello nosotros aquí y ahora podemos pedirle al Señor que le haga participe de la vida eterna.
Somos todos los aquí presentes muy conscientes del
dolor que ahora os invade, de la tristeza, de la soledad que sentís. Es normal,
un ser muy querido os ha dejado; pero esta es la hora también de la esperanza,
la hora de la confianza, la hora de la fe en aquel que se hizo hombre por
nosotros, de aquel que lloró la muerte de sus amigos, de aquel que murió como
nosotros y que hizo todo esto por amor, para que muriendo pudiese vencer a la
muerte y hacernos partícipes a todos nosotros de su resurrección.
Esto pedimos hoy al Señor, plenamente confiados en
su misericordia, que haga ahora ya partícipe de su victoria sobre la muerte a
nuestro hermano y que tras pasar por el barranco tenebroso de la enfermedad le
permita ahora reposar en verdes praderas. Pedimos para él el descanso eterno en
presencia del Padre, pedimos para vosotros el consuelo y la fortaleza
fundamentado en la confianza en el Señor y en el amor que tuvo por vosotros y
que recibió de vosotros nuestro hermano.
Ha arribat
l’hora pel nostre germà, l’hora de presentar-se davant del Pare que és tot
misericòrdia i amor. Per a nosaltres ha arribat l’hora de la tristesa però
sobretot ha arribat l’hora de l’esperança. Esperança en que el nostre germà ja
gaudeix de la gloria eterna, esperança en que també nosaltres un dia en
gaudirem.
La esperanza es el fundamento de nuestra fe, que
este sentimiento nos invada y nos consuele, que os consuele sobre todo a
vosotros que ahora lloráis por vuestro esposo, padre y abuelo que os ha dejado
lo mejor que os podía haber dejado, su amor y al que les disteis lo mejor que
le podíais dar vuestro amor.