Jueves de la I semana durante el año / II
Monasterio Cisterciense de San Benito
Talavera de la Reina
11 de enero de 2024
1Sam 4,1b-11.19-20; Sal 43,10-25 y Mc 1,40-45
«Habla
que tu siervo escucha», esta es la respuesta de Samuel al Señor en uno de los
relatos vocacionales de la Escritura más bellos.
Samuel
no sabe reconocer al principio la voz de Dios, no la distingue de la voz de Elí;
pero Elí comprende al fin, como si se tratase de un verdadero director
espiritual, que es Dios quien llama al joven Samuel.
Todos
necesitamos de ayuda para interpretar la voz del Señor, para saber reconocerla.
Esto es hoy todavía más evidente cuando tantas voces se alzan, cuando tanto
ruido en nuestra sociedad, tantos falsos mensajes nos confunden y aturden.
«Aquí
estoy para hacer tu voluntad», nos ha dicho el salmista y esta es la actitud
que el Señor nos pide cuando nos llama a una vocación concreta, sea monástica,
sacerdotal o de família.
Santiago
y Juan, con Pedro, comprendieron esta llamada y contemplamos en el Evangelio
los primeros frutos de su vocación al apostolado.
El
Señor nos llama a estar abiertos a su llamada, a reconocer su voz, dispuestos a
seguirle, pero debemos estar seguros de que es Él quién nos llama y no nuestra propia
voluntad, la que nos quiere arrastrar a la comodidad, al egoísmo.
Llevar
la luz de Dios en las entrañas, este es el camino que nos indica el Salmo 39.
Este es el camino para crecer en la fe y en el amor, el camino para acercarnos
al Señor.